FENTANILO: MUERTE SIN AVISO
¿Por qué es tan alarmante el nuevo consumo de fentanilo como droga de abuso?
Porque su uso fuera de la prescripción médica es muy peligroso ya que tiene una potencia 50 veces superior a la heroína y 100 veces superior a la morfina.
Es un neurodepresor del SNC, que deprime las funciones vitales como la respiración y el corazón, produciendo una relajación general del cuerpo, llegando en los casos más graves a la parada cardio-respiratoria y la muerte.
Son tantas las personas en Estados Unidos que han muerto recientemente tras consumir fentanilo que las autoridades de EE.UU. aprobaron la venta sin receta médica de naloxona, un fármaco que revierte las sobredosis.
La naloxona ahora está ampliamente disponible en EE.UU. Pero en México aún se necesita una receta médica para adquirirla
Debido a lo potente que es, una pequeña dosis de fentanilo puede causar la muerte. Y en ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos se está cortando con otras drogas como la cocaína, la heroína y la metanfetamina.
¿Qué países están más afectados?
El principal Estados Unidos con características de epidemia, le siguen Méjico, Canadá y en Europa está presente en Reino Unido, Bélgica o Alemania, así como en España, si bien aquí aún es minoritario su consumo como droga de abuso.
¿Se sabe cuántas víctimas ha causado esta droga?
En EE.UU. más de 110.000 víctimas anuales
¿Cómo se administra y cómo se consume?
En forma de comprimidos, viales líquidos, en polvo y de otras formas, siempre mezclado o añadido a drogas como la heroína, morfina, metanfetamina y en menor proporción con cocaína.
¿Ha llegado ya a España?
En España aumentó su consumo el último año un 0,6%, y el fentanilo, que antes era un opiáceo marginal, ahora es el tercer opiáceo más consumido (14%) después de la codeína y el tramadol.
El fentanilo se utiliza en España como analgésico para tratar dolores crónicos y severos, y se comercializa en forma de parches transdérmicos. Aunque es útil para el tratamiento del dolor, tiene inconvenientes como la dependencia y la tolerancia que genera.
Detectados los primeros casos de consumo de heroína con fentanilo en Madrid
Cortan la heroína con fentanilo, 50 veces más potente, para obtener mayores beneficios.
Fue sintetizado en 1959 por el físico belga Paul Janssen, fundador de la farmacéutica del mismo nombre que, un año más tarde, fue adquirida por Johnson & Johnson.
Sintetizado por primera vez en 1959 como sustituto de la morfina y empleado en medicina durante décadas para tratar el dolor, el fentanilo es desde hace unos años y cada vez más un auténtico monstruo en Estados Unidos. Tras dos olas de adicción a los opioides que arrancaron en los años 90 con la introducción y receta indiscriminada e incontrolada de fármacos como el OxyContin de Purdue y el posterior refugio de los adictos en la heroína cuando las autoridades finalmente trataron de poner coto a las pastillas, el fentanilo y sus análogos sintéticos llegaron como un tsunami. Y arrasan: en 2021 fueron responsables de 71.000 de las 108.000 sobredosis letales que se registraron en EEUU.
Ahora, desde la primavera pasada, los servicios de emergencias de la Comunidad de Madrid han comenzado a detectar casos de intoxicación por el uso mal llamado ‘recreativo’ del fentanilo; e incluso a pacientes que han entrado en coma tras ingerir esta sustancia o ser sospechosos de haberla consumido sola o mezclada con otras drogas.
El perfil hallado en Madrid es de personas de entre 20 y 40 años; en algunas ocasiones, también llegando a los 50. Lo suelen mezclar con heroína. Lo que parece que está ocurriendo es que la heroína la están cortando con fentanilo, porque es unas 50 veces más potente que la heroína y es mucho más barato. Así, los ‘camellos’, tienen más efecto con menos dosis de heroina y sacan más beneficio.
Los efectos del fentanilo incluyen felicidad extrema, aletargamiento, náuseas, confusión, estreñimiento, sedación, problemas para respirar y pérdida del conocimiento.
También conocida como «la droga zombi«, es, además, extremadamente barata y potente y después de causar estragos en algunas zonas concretas del Estados Unidos y Canadá, la situación ha captado la atención de la Unión Europea, donde también han sido identificados nuevos opioides sintéticos, entre ellos derivados del fentanilo.
Primeras consecuencias de su consumo
Fuera de la supervisión de un anestesista o médico especialista en analgesía, resulta una sustancia altamente mortífera.
El primer golpe llegó a las calles de Chicago en 2006, donde se conocía con el sobrenombre de “inyección letal”. Sucedió cuando un químico llamado Ricardo Valdez-Torres y apodado El Cerebro convenció a los hombres de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, de que, antes que la efedrina, convenía fabricar fentanilo (fetty, en el argot). Solo le dio tiempo a enviar a Estados Unidos 10 kilos antes de su arresto en México. Declaró a la policía que lo hizo con advertencia de que esos polvos había que diluirlos hasta 50 veces antes de venderlos. Tal vez esas instrucciones nunca llegaron a sus destinatarios. O quizá sea muy difícil hacerle creer a un adicto que lo que tiene entre manos es demasiado fuerte. “Parte del problema, entonces y ahora, es que los traficantes no saben cómo usarlo, ni cómo cortarlo”, dice Sam Quiñones, gran cronista de la crisis de los opiáceos. La policía desmontó el laboratorio y el contagio quedó aquella vez cortado de raíz.
El segundo golpe del fentanilo, llegó hacia 2014 y nada pudo pararla. Los camellos empezaron a cortar otras sustancias, como la cocaína o la metanfetamina, con fentanilo, mucho más barato, “de modo que miles de personas, las que no morían por una sobredosis accidental, acabaron enganchadas a algo que ni siquiera sabían que estaban tomando”. “No solo buscaban aumentar sus beneficios, los traficantes también estaban interesados en crear adictos”, advierte el periodista.
Esto contribuyó a que la droga derribara barreras raciales. Sam Quinones explica que la primera oleada de la crisis de los opiáceos, la de las pastillas con receta, se llevó por delante a una población mayoritariamente blanca (tanto como un 90%). Con el fentanilo fue distinto: se extendió como una especie invasora por las esquinas de las ciudades de todo el país hasta arrasar con la heroína y otras sustancias, del mismo modo que prendió en las comunidades afroamericanas e hispanas.
En definitiva, la nueva droga de abuso, el fentanilo, está destinada a mantenerse y extenderse por todo el mundo, ya que como medicamento tiene presencia en todos los mercados farmacológicos del Primer Mundo, y controlar su utilización es tarea casi imposible, junto a la fabricación de la sustancia por parte de cárteles de la droga tradicional, con poca inversión y grandes beneficios.